como el ave sin alas que pregunta
donde perdió su vuelo itinerante
sin entender la verdad que se oculta.
Y mira desde el suelo el firmamento,
ese que surcó, libre y rutilante,
y no encuentra consuelo a su lamento
de verse condenada, a ser caminante.
Añora a su celeste cielo amante,
y llora su terreno asentamiento,
sin dedicar, ni un solo pensamiento,
a la verdad oculta, y sigue errante,
sin querer ver, que fue ese azul incierto,
quien cercenó, sus libres movimientos.
Déjame, permite que sea aquí en la salita de tu casa, donde deje rodar mis lágrimas, esas que tus versos arrancan como hiciera un día yo con mis alas, y ras del suelo reconozco bien que fue ese azul incierto, Cj eres tremenda!!! como si desnuda me adivinaras, me despellejas! besos mil linda.
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