con los absurdos de viejas escenas
rota y oscura, perdida Magdalena
alondra que tornó ajada y cinérea
opúsculo cerrado de este ensayo
que terminé sin empezar apenas
y que mudo no dice lo que callo
en esas hojas que no hablan de penas
sobre lo sentido, mi entraña callada
que parece, que ya nada es viviente
solo esa fugaz luz evanescente
y huidiza, que da la puerta entornada,
me hace sentir, que no soy, un alma ausente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario